Viene de Los Sumisos. Las Viudas de los Viejos del 55
Croquis de la agrupación Tómbola Humana de 1952. Archivo Histórico Municipal de Cádiz. |
Que en el actual COAC se pueden diferenciar hasta cuatro tipos de modalidades es un dato, a día de hoy, imprescindible: coros, chirigotas, comparsas y cuartetos. A esto hay que sumar el romancero que desde hace algunos años también tiene su propio concurso. Todo producto de la evolución histórica de la forma de hacer carnaval en la Baja Andalucía y en particular en Cádiz, así como de los controles establecidos por el poder. Sin embargo, en este camino hasta nuestros días otros tipos de grupos que cantaban, recitaban o improvisaban sencillas chanzas casi han llegado a desaparecer.
La historia que hoy presentamos trata de una de esas agrupaciones que antes de la Guerra Civil salían en los días de Carnaval escapando de toda posible oficialidad. Su intención: hacer pasar un buen rato a quien les prestaba atención, así como ganarse unas monedas a cambio. En los primeros compases de los años cincuenta, y como herencia de aquellos viejos carnavales, ahora prohibidos, todavía pudieron verse algunas de aquellas escenas cómicas (1). En los días previos a la Fiesta de los Coros de 1952 presentaba su croquis y la solicitud para salir a las calles una agrupación titulada ‘La Tómbola Humana’ (2). Representaban la típica rifa clandestina, tan en boga entre la gente más humilde en aquellos días de posguerra, cuando se sorteaba cualquier alimento u objeto de supuesto valor (3). En esta ocasión el elemento era una muñeca que, según daba a entender el sencillo croquis, sería trasladada en una especie de parihuela. Según la instancia el grupo lo conformarían tres comparsistas:
- Enrique Gómez Gálvez, más conocido como Molondro (padre), veterano murguista nacido en 1891. En los primeros compases del regreso de la fiesta, y más concretamente el año anterior, ya había tenido problemas con la censura (4).
- Manuel Serrano Domínguez, nacido en San Fernando en 1887 aunque vivía en Cádiz desde finales de los años veinte en el barrio de La Viña, y más concretamente en la calle San Bernardo. Lugar donde junto con su esposa —la chiclanera María Manzorro Frontado— regentaba un pequeño puesto. La tradición familiar indica que fue postulante de varios grupos carnavalescos (5). Familia numerosa con nueve hijos, uno de ellos destacará posteriormente en el carnaval gaditano: Pedro Serrano Manzorro El Chicla.
María Manzorro y Manuel Serrano en su puesto de la calle San Bernardo. Cedida por José Manuel Serrano Cueto. |
- Por último, José Mantel Cervantes el más joven de la agrupación, pues había nacido en 1901, vecino de los Callejones de Cardoso, viudo y padre de cinco hijos.
La censura franquista, desde su delegación de Educación Popular, da el beneplácito a día 15 de febrero. Los murguistas podrán salir por la vía pública a desarrollar sus números cómicos los días 16, 17, 23 y 24 de dicho mes. Insisto en la idea de la aparente poca coordinación entre las familias políticas de la dictadura, así como la falta de criterio respecto a la censura en estos primeros años de permisión y regreso de la fiesta. Solo así se puede comprender lo que sucedido en las jornadas posteriores.
El sábado 16 ‘Molondro` y su tropa salieron a la calle. A día de hoy tan solo tenemos un documento que atestigua lo que bien pudo ser una jornada llena de diversión. Por unas horas se olvidaron de la triste rutina laboral o de las todavía existentes cartillas de racionamiento. Cada cual pudo ejercer un nuevo rol en aquella sociedad cuartelera que les había tocado vivir. Bien siendo el speacker de la tómbola, el vendedor de 'numeritos' o una muñeca que, a buen seguro, tenía muy poca vergüenza.
La Tómbola Humana de 1952. Cedida por Rafael Guerrero. |
La fotografía que podemos apreciar nos muestra un instante del grupo cómico. Por la expresión de ellos mismos y de quienes los rodean se puede describir una escena de lo más delirante. La imagen aporta un par de aspectos más. Por un lado la fidelidad con que se han representado en el croquis. Si observamos detenidamente descubriremos en la parte central a la protagonista: la muñeca. Aparece metida en un cajón e incluso en la parte inferior se aprecian los palos que sobresalen de la caja y con los que se ayudarían los componentes para el traslado de la misma por las calles. La muñeca además nos muestra una leve sonrisa a cámara, como quien desea reír pero aguanta lo más impasible que puede al estar interpretando un papel. También nos parece interesante la parte superior del cajón, donde al igual que en el croquis vemos la ruleta con la que se ejecutarían los sorteos. Sin embargo lo más interesante es que la fotografía nos permite conocer el rostro de José Mantel Cervantes, posiblemente conocido como ‘El Moná’, personalidad de cierta fama en las fiestas de posguerra y que ha sido completamente olvidado (6).
A sus pies, como quien dice, un reconocible caricato como era ‘Molondro’ (padre). Rostro completamente maquillado de blanco, negro y, quizás, una pizca de rojo para la nariz. Da la impresión de que es el animador del grupo. Carnavales a sus espaldas tenía desde luego. Me llama la atención el sombrero, ¿pertenece a su anterior agrupación de 1951 llamada ‘Los Ñáñigos’ con la que acabó detenido? Al fin y al cabo, iba de explorador que se encontraba a una tribu indígena, y ‘Molondro’ en esta ocasión se cubre con un sombrero de descubridor o aventurero en la selva. De ser así estaríamos ante una de las características del febrero gaditano: la reutilización de parte de los disfraces (7). A la persona situada a la derecha no se le aprecia el rostro. Sospechamos que debe ser Manuel Serrano ya que se intuye unos botones claros en la chaqueta e incluso sostiene con sus manos el brazo de la muñeca.
Botones que se repiten en la parte izquierda de la fotografía donde aparece un cuarto murguista que no recoge la documentación oficial. Lleva en la mano las tiras con los numeritos de la rifa al igual que ‘Molondro’ y Serrano, hecho que también apreciamos en el croquis. En esta ocasión el rostro es claramente reconocible. Es un joven José Rodríguez Rodríguez que ya entonces entre su ámbito familiar y amistades se le conocía como ‘El Sopa’. Años más tarde tomaría gran fama junto a muchos grupos de Paco Alba. Pero no nos adelantemos en el tiempo. Nos encontramos en 1952 y sin que su nombre aparezca en la documentación oficial sí lo hace en la fuente fotográfica. Otro tipo de fuentes también apuntalan esta intervención de ‘El Sopa’. Lo hace la oralidad: uno de los hijos de Serrano —Rafael Serrano Manzorro—, nos relata como su padre era postulante junto con otros personajes carnavalescos de la época como ‘El Moná’ y ‘La Hito’ (8). Pero también lo hacía él mismo cuando describía las agrupaciones cómicas de las que formó parte, sin detallar nombres de las mismas, aunque sí a los repetidos ‘Moná’ y ‘La Hito':
Yo empecé a salí con el padre del Chicla, El Monas y La Hito. ¡Quillo, vamo a hasé una rifa! Y sacámos al Moná en una jaula y lo rifábamos por las calles (9).
Nos encontramos entonces ante un conglomerado de personas de la misma clase social, mismo barrio y mismas necesidades económicas que interrelacionan entre ellos y producto de todo esto pues surgen este tipo de agrupaciones en la novedosa fiesta.
De izq. a dcha. el director de cine Luis Marquina y El Sopa durante el rodaje de La Viudita Naviera, una década después de Tómbolo Humana. Fotografía de Diario de Cádiz, 1961. |
Domingo 17 de febrero de 1952, los datos
La acción se va a desarrollar en los alrededores de la conocida plaza de las Flores. El guardia municipal, al rellenar el parte de denuncia, la citará con su auténtico nombre: Plaza [Brigadier] Topete. Es un lugar histórico para el desarrollo del Carnaval antes de la guerra.
Sobre el suceso en sí que llevó a la detención de los integrantes de ‘Tómbola Humana’ tenemos muy pocos datos. En base a una primera documentación encontrada en el Archivo Histórico Municipal de Cádiz sabemos que ocurrió unos minutos antes de las dos y media de la tarde. A esa hora llegaban a la Comisaría tres detenidos. Desconocemos el número de guardias implicados en el episodio. El guardia municipal que rellena el parte de denuncia hace especial hincapié en el traje y peluca de mujer así como los ademanes con los que simulaban una rifa y "originaban los consiguientes comentarios y críticas de los transeúntes" (10). Esto nos da a pensar que podemos estar ante una denuncia de cualquier viandante, ¿alguien vinculado a los sectores ultracatólicos del Cádiz de entonces? De momento solo suposiciones. Tras tomarles declaración y comprobar los domicilios fueron puestos en libertad. Sin embargo ha aparecido nueva documentación que amplía esta versión.
Dos días después de la detención, el martes 19, el Gobernador Civil escribe al alcalde ordenándole la retirada del permiso que tenía ‘Tómbola Humana’ para salir a actuar en la vía pública. Le indica además que ha estado enviando notas a la prensa local para que quede claro lo que ocurrirá con todo aquel que incumpla sus órdenes. Finaliza comunicando que les "impone el correctivo de siete días de arresto".
Esta nueva documentación emanada de la correspondencia entre ambos órganos —Gobierno Civil y Ayuntamiento— amplía los datos hasta ahora ofrecidos. Si antes decíamos que fueron puestos en libertad, ahora aseguramos que al menos uno de ellos, José Mantel, al día siguiente -lunes 18-, seguía detenido y fue llevado ante el Gobernador. Pero hay otras informaciones complementarias. En un escrito del Comisario Luis Machuca al alcalde se indica que los detenidos fueron cuatro, por lo que se confirmaría la presencia de ‘El Sopa’ en la agrupación. Lo que nos hace suponer que el guardia municipal que rellenó la denuncia tomó los datos del permiso que llevaban donde se indicaban que eran tres. La realidad que vio Machuca, sin permisos que importasen, es que el grupo estaba formado por cuatro individuos (11). Siguiendo con la lectura del documento se nos da a conocer que el guardia que los detuvo fue Juan Domínguez Hernández y que lo hizo porque uno de ellos "iba vestido de mujer", contraviniendo las órdenes del Gobernador.
Escrito del comisario Luis Machuca al alcalde. |
La interpretación
Hasta ahí los documentos que han sobrevivido a nuestros días y hemos localizado. Sin embargo la labor del historiador debe ir más allá. Plantear hipótesis, hacer preguntas a los documentos. Ya tenemos la imagen de los cuatro murguistas. Pasaban un buen medio día de domingo de Fiestas de los Coros. Según los documentos primeros, ya lo indicamos, la detención se podría encuadrar en un chivatazo. Pero con los documentos aportados en este texto, además de aclararse el número definitivo de murguistas, se abren las hipótesis: ¿simple chivatazo? ¿interpretación personal de las duras leyes franquistas por los guardias municipales? ¿una broma mal acogida por parte de estos? De momento no estamos en condiciones de descifrarlo. Lo único probado es que son detenidos por hacer una agrupación cómica carnavalesca y llevados ante el Comisario Luis Machuca.
Me van a permitir que dibuje un poco la escena con los mimbres que poseemos. Debieron ser varios los guardias municipales, no solo uno, puesto que hablamos de cuatro personas rodeadas de otras tantas que estarían apreciando el acto, más cuando era una hora de afluencia de público como es el mediodía. El revuelo debió ser curioso. Cuchicheos, algún forcejeo, personas acelerando el paso ante el temor de ser también apresadas... Seguramente nadie salió en defensa de los comparsistas. Hay que recordar que nos encontramos en una sociedad paralizada por el miedo. Pero, ¿y los murguistas?
‘El Sopa’ era el más joven, hasta donde sabemos no había tenido problemas con las autoridades franquistas. No obstante no ocurría lo mismo con sus veteranos compañeros. Posiblemente, en aquel paseillo, además de la humillación pública y el terror por desconocer lo que les esperaba, recordaron episodios pasados. Los tiempos de la libertad, la desaparición de algunos compañeros una década atrás, y lo que es peor: su propio pasado. Porque hoy sabemos que si bien ‘Molondro’ no sufrió ningún tipo de represión, uno de sus hijos, José —más conocido como ‘El Titi’—, siempre recordó como con el golpe de Estado de julio de 1936 y la posterior represión tuvo que quemar todo el material carnavalesco que poseía por miedo a las represalias (12).
Por su parte, Manuel Serrano había perdido su trabajo en la Limpieza Pública tras la sublevación militar. Décadas atrás había deambulado de pueblo en pueblo con su familia hasta que —como indicábamos al principio del texto— se instalaron en Cádiz a finales de los años veinte. Durante los años de la República, con la llegada de las libertades, se afilió a la UGT llegando a ser secretario del gremio de Limpieza (13). Hoy sabemos que durante años fue investigado por el franquismo. Desconocemos, eso sí, si fue consciente de ello. De lo que sí tuvo que ser consciente fue, como decíamos, de la pérdida de su empleo tras el golpe con la depuración aplicada en los órganos públicos (14).
Pero quien se llevaría la peor parte, y posiblemente más intranquilidad en el transcurso desde la plaza de las Flores a la Comisaría, fue Mantel. Pesaba sobre sus hombros el ir disfrazado de mujer, aunque conservaban el documento donde se les daba permiso para actuar en vía pública. No obstante, lo peor de aquel 'paseo' tuvo que ser el recuerdo que conservaba de un episodio que quizás tan solo conocían sus hijos. Antes del golpe del 36 había sido un afamado camarero de Cádiz. Perteneció con orgullo a uno de los gremios mejores organizados de la ciudad. Se sentía socialista y estaba afiliado a la UGT. Por alguna cuestión fue detenido en las primeras semanas de diciembre de aquel año. Conoció la Cárcel Real en su época más denigrante, cuando cada noche sacaban a varios inocentes, antiguos conocidos, amigos, vecinos en general, que terminaban ante las luces de un camión, acribillados a balazos y un posterior tiro de gracia en la sien. Allí estuvo encerrado varios meses hasta que empezó a funcionar la Justicia Militar de Franco. Hasta ese instante pantomimas de juicios solo se le habían hecho a personalidades políticas, militares, sindicales, etc. fieles a la República. Los pobres como él, habían ido al paredón sin el falso juicio. Pero la guerra se alargaba y tras la primera ola represiva llegamos a la primavera de 1937 y da comienzo su investigación. Su juicio sumarísimo. En un principio su sino pintaba mal. Había guardias municipales de Carranza que lo señalaban como un peligroso enemigo de la Nueva España (15).
Manuel Trigo Fernández fue el principal instigador. Junto a él los guardias Florentino Ingelmo o Gregorio Bernal. Insistían en sus informes, completados con chivatazos y coacciones a otros vecinos, en que Mantel formaba parte de un grupo que hacía reuniones en el Campo del Sur para intentar atacar al gobierno fascista impuesto por las armas (16). Pero Pepe el Camarero —como se le conocía entonces— debía desmontar esas mentiras, o al menos demostrar que nada tenía que ver con dicho grupo. Para eso en la declaración ante el Juez Militar Antonio Martínez de Salazar dio nombre de personas de bien que pudieran respaldarlo. Así lo hicieron en los primeros días de abril Bernardo Sánchez Muñoz —dueño de la posada del Arco de Garaicoechea—, o Carlos Irigoyen Pérez-Rendón, el cual le prestó una vez cierta cantidad económica que Mantel le devolvió a su tiempo y forma. Nunca olvidará aquellas declaraciones porque prácticamente le salvaron la vida. Fue absuelto y puesto en libertad en mayo del 37. Algo más de una década después volvía a ser llevado preso...
Nunca sabremos lo que les ocurrió al llegar a la Comisaría. Mínimo les tomaron los datos y comprobaron si eran ciertos ¿Recibirían cada uno el célebre correctivo? ¿fueron especialmente violentos con Pepe Mantel al ir vestido de mujer? En un estado dictatorial sería lo preceptivo. Pero estas cuestiones quedan para la memoria silenciada de los supervivientes. No para los documentos oficiales. Al día siguiente recobran la libertad. Todos, como ya vimos, menos Mantel. Desde el Gobierno Civil se mandan notas a los periódicos locales. No puede quedar duda del castigo ejemplar. El Gobernador Valcárcel a veces maldice el día que dio su beneplácito para la celebración de la Fiesta de los Coros que solo le da problemas. Solo la mantiene porque desde el ayuntamiento le insisten en que la ciudad necesita movimiento económico y aquí no gustan ni las ferias ni las romerías. Solo las coplas, las malditas coplas de Carnaval.
Mantel ha visto salir a sus compañeros. Él queda preso. Lo llevan ahora al Gobierno Civil. Sabe que eso no es buena señal. Finalmente —aunque desconocemos lo que ocurrió—, José fue puesto en libertad con el castigo ejemplar de los siete días de arresto a cada uno de los miembros de esta ‘Tómbola Humana’ que solo intentaba divertir a un pueblo que lleva mucho tiempo pasando hambre, miseria y miedo. Siete días donde no podrán ir a trabajar ni llevar el sustento a sus casas. Y por supuesto nada de Tómbola el fin de semana que viene. Esta chusma debe de aprender quien manda.
El mito. El final
En los años siguientes este tipo de agrupaciones cómicas continuaron en las calles. Lo relata la oralidad. Lo leemos en documentos oficiales a través de los cuales se les daba permiso. Durante un par de años más lo hizo ‘El Sopa’ con la célebre viñera ‘La Hito’.
Sin embargo tras este episodio Manuel Serrano ya solo saldría de postulante, siempre en un discreto segundo plano, con las chirigotas de su hijo ‘El Chicla’. Falleció una década después.
El anciano ‘Molondro’ ya nunca volvió a salir en fiestas franquistas. Serán sus hijos ‘Molondro’ y ‘Titi’ quienes continuaron su testigo. Falleció en 1966.
Y por su parte José Mantel Cervantes terminaría siendo mitificado por la transmisión oral. Unos dicen que no volvió a representar más roles carnavalescos. Otros en cambio lo encumbran como personaje de resistencia individual ante la opresión franquista. Lo vinculan con ‘El Moná’ que, como acabamos de decir, durante algunos años acompañará a los citados ‘Sopa’ y 'La Hito’. Desde luego viñeros como Manolo Torre o Antonio Bruzón ‘El Guitarra’ no dudaban en reconocerlo como ‘El Moná'. Recordaban que "tras recobrar la libertad volvió a vestirse de mujer y salir por las calles de Cádiz" (17). Es muy improbable. Pero no me digan ustedes que no hubiera sido bonito.
* * *
(1) En cierto modo este tipo de agrupaciones forman parte del origen de lo que hoy conocemos como Cuartetos.
(2) Debemos tener cuidado y no llamarla 'Tómbola Guzmán' como se ha recogido en algunas publicaciones. Esta errata se debe al escrito de denuncia que la guardia municipal hizo de la agrupación. El guardia de turno hizo mal la transcripción del nombre.
(3) La mayoría de las veces la picardía de la época hacía el resto. Quien vendía los 'numeritos' no solo no concedía el premio, sino que se adjudicaba el objeto o lo volvía a sortear. Más información en Moreno Tello, S. La clase obrera gaditana (1949-1959). Una historia social a través de las fuentes populares. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz. Cádiz, 2006. Págs. 74 y 75.
(4) En 1951 había sacado con la autoría de Manuel López Cañamaque la chirigota Los Ñáñigos donde, parece ser, fue arrestado en plena calle por cantar coplas censuradas dedicadas a la mala situación económica. En Osuna García, J. Cádiz, cuna de dos cantes. Quorum. Cádiz, 2002. Págs. 380-381.
(5) Testimonio oral de su nieto José Manuel Serrano Cueto, 7 de junio de 2022.
(6) Tan olvidado que, a día de hoy, no tengo claro cual es su nombre real. Más adelante en el texto insistiremos en el tema.
(7) Barceló Calatayud, A. Los tipos en el Carnaval de Cádiz. Q-book. Cádiz, 2015.
(8) Entrevista telefónica a Rafael Serrano Manzorro, 8 de junio de 2022. Respecto a La Hito es una personalidad femenina tan solo estudiada en una reciente tesis doctoral defendida en la Universidad de Cádiz. Su nombre real era Rosario Paúl García nacida en Cádiz en 1918 y fallecida en 1969. Vivía en la calle San Bernardo por lo que queda esclarecido que las personas de las que estamos relatando este episodio eran vecinos. Más información en Ginesta Gamaza, M. Las mujeres en el Carnaval de Cádiz. Análisis feminista de roles, espacios, modos de participación y coplas del carnaval oficial y callejero. Tesis doctoral. Universidad de Cádiz, 2021.
(9) Estas declaración de El Sopa continúan indicando "Despumé salimos en Los Cazadores de Fieras...". Dicha agrupación cómica está fechada en 1953, por lo tanto a la rifa cómica que hace mención el comparsista debe ser Tómbola Humana. Ahora bien, Sopa omite el episodio de la detención. En Acedo Sacaluga, A. y Vázquez Aragón, J. Conversaciones con los viejos comparsistas. Caja de Ahorros de Jerez. Madrid, 1985. Pág. 72.
(10) Archivo Histórico Municipal de Cádiz, Carnaval, Caja 3.977. Uno de los trabajos que recogen lo relatado en dicha sección del archivo se puede consultar en Fernández Domínguez, J. Lápiz rojo. Censura, control, prohibiciones en el Carnaval de Cádiz (1900-1975). Dalya. Cádiz, 2017. Págs. 67 y 68.
(11) Archivo Histórico Municipal de Cádiz, Correspondenica, Caja 2.587.
(12) Moreno Tello, S. Las coplas del Carnaval de Cádiz durante la Segunda República (1932-1936). Editorial UCA. Cádiz, 2020. Pág. 21.
(13) Domínguez Pérez, A. El verano que trajo un largo invierno. Quorum. Cádiz, 2005. Anexos 23 y 29.
(14) Documentación de su hijo primogénito -El Chicla-, indica que en 1937 Manuel estaba sin trabajo y se declaró como cesante, es decir lo habían cesado. En una reciente publicación aparece como depurado de la plantilla del ayuntamiento de Cádiz por orden del alcalde golpista Ramón de Carranza. En Gutiérrez Molina, J. L. y Lopez García, M. C. ¡Eses es un rojo! Persecución, muerte y represón a los trabajadores municipales de Cádiz (1936-1950). Ayuntamiento de Cádiz. Cádiz, 2021. Pág. 230.
(15) La información sobre detención y juicio sumarísimo a Mantel Cervantes en Archivo Histórico del Tribunal Militar Territorial Nº2 de Sevilla. Legajo 1.202. Nº Consejo 060/37. Cedido por José Luis Gutiérrez Molina.
(16) Hoy día sabemos que fue una patraña orquestada por la policía golpista para ajusticiar a un grupo de jóvenes afiliados a la CNT y que los propios fascistas llamaron con el sobre nombre de Los Siete Niños de Écija. Más información en Gutiérrez Molina, J. L. "Los Siete Niños de Écija. Resistencia y represión política en Cádiz en 1936". En Moreno Tello, S. y Píriz, C. (Eds.). Franquismo escalado. Averiguaciones sobre una dictadura. Cádiz, 2021. En prensa.
(17) Barceló Calatayud, A. "El tipo como instrumento de censura". En Moreno Tello, S. (Coord.) XX Congreso del Carnaval. Diversión, prohibición y libertad en la fiesta de Febrero. Diputación de Cádiz. Cádiz, 2018. Pág. 42.
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