Un buen amigo y paisano me incita a escribir algo sobre cómo se vivió la última gran pandemia que azotó al planeta antes de la actual. No obstante me dice que mejor desde una visión cercana al tiempo en que nos encontramos. Y es que desde hace unos días en Cádiz se estaría celebrando su afamado Concurso de Agrupaciones Carnavalescas en el Gran Teatro Falla. Un concurso que se venía celebrando de manera ininterrumpida desde 1949 y que este año no se llevará a cabo. Va a suceder lo mismo con la celebración del Carnaval, del cual veníamos disfrutando plenamente desde su regreso en 1977, y de manera ‘domesticada’ -con el nombre genérico de Fiestas Típicas Gaditanas-, desde finales de los años cuarenta. Por lo tanto es un buen momento para mirar atrás, ¿qué ocurrió en Cádiz durante la pandemia de gripe de 1918? ¿hubo Carnaval en 1919? ¿se confinó a la población según la clase social? ¿de qué trataron las agrupaciones si las llegó a haber?
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Pandemia de gripe de 1918
Hoy día sabemos que los primeros casos de gripe de lo que más tarde se convertiría en pandemia, sucedieron en 1917. Pero en aquel momento no fueron conscientes de la misma hasta bien entrado el año 1918. Son años convulsos, mientras Europa se desangra en la que se conoció como la Gran Guerra -posteriormente llamada I Guerra Mundial-, el Imperio Zarista ruso se desplomaba ante una Revolución que haría cambiar al mundo. Sin caer en exponer excesivos datos, contaremos que los primeros casos de 1918 surgen, precisamente, en pleno epicentro bélico. En algún lugar de la atrincherada Francia donde están apostadas las tropas británicas. Rapidamente, y debido a los continuos movimientos de tropas, un nuevo tipo de gripe se extiende por el continente. En la primavera de 1918 la enfermedad ya se encuentra instalada en España, de hecho la gripe se le terminará conociendo con este nombre: ‘española’. La explicación es bien sencilla, nuestro país se había mantenido neutral en la Gran Guerra por lo que nuestra prensa se encontró más libre de informar sobre una enfermedad que estaba haciendo estragos en la población. Las cifras aproximadas de la pandemia en España fueron de 8 millones de infectados y doscientos mil muertos. La población española de aquel entonces no llegaba a los 21 millones de habitantes.
Cádiz en el Trienio Bolchevique
Puede que algún lector se le haya atragantado lo que esté bebiendo o comiendo en este instante al leer la palabra bolchevique. Tranquilos sus propiedades están a buen seguro. En la mayoría de los casos las posee una entidad bancaria. Miren ustedes, historiograficamente se conoce como Trienio Bolchevique a aquellos años posteriores a la Revolución Rusa la cual, en algunas zonas de España -sobre todo en la rural-, marcó el devenir de su movimiento obrero o campesino. Años de agitaciones sociales y de luchas en favor de mejora de la calidad de vida de los más desamparados en la escala social. Por dar algún dato orientativo: los números de huelgas en la ciudad oscilaron desde las seis de 1918, las treinta y una de 1919 o las dieciocho de 1920. Tomo prestadas unas palabras del compañero Felipe Barbosa en uno de sus trabajos sobre esta época:
`La necesidad de pasar de una economía de guerra a una de paz, junto con las crisis agrícolas derivadas de una serie de malas cosechas traerán consigo paro en el campo y en la ciudad, escasez de alimentos básicos, subida de precios y hambre generalizada. La importación de la sal y el pescado perjudicó notablemente a las industrias salinera y pesquera. Si a ello le sumamos las reivindiaciones obreras que experimentan un notable auge de mandando mejores salarios y jornada laboral de ocho horas, el resultado se tradujo en una movimiento de protestas sociales’.
Cádiz + Epidemia de gripe = ¿Carnaval de 1919?
En el último tercio del siglo XIX la clase social dominante, la burguesía, cansada año tras año de intentar prohibir sin éxito la fiesta más popular de la ciudad, va decidiendo hacerse con las riendas de la misma. Desde incluirla dentro de las fiestas oficiales de Cádiz, dotándola de presupuesto -hasta ese momento su celebración era totalmente espontánea y se debía al sentir del pueblo llano-, hasta obligar a los grupos que deseaban cantar por calles y plazas entregar una solicitud con todo tipo de información referente a componentes, directores y por supuesto las coplas a interpretar. Conforme pasaron los años la censura sobre las mismas fue en aumento pero, no debemos de olvidar, estas agrupaciones estaban siendo capaces -además de verter duras críticas al poder establecido-, de crear bellas músicas por lo que terminaron generando, de algún modo, 'riqueza'. Este hecho no fue ignorado por algunos comerciantes que se sumaron a este ‘nuevo nicho de mercado’. Más o menos así debieron crearse los primeros concursos de agrupaciones. Unos organizados por los gobiernos municipales, cuya finalidad era controlar lo que se cantaba; otros fomentados por comerciantes que veían en ellas un fin lucrativo. De una manera u otra, o de las dos, la cuestión es que, entrado el siglo XX, y en pleno reinado de Alfonso XIII y sus partidos turnistas, el poder de ser más o menos permisivos con la fiesta y con sus agrupaciones, lo ostentaba el Gobernador Civil, así como el alcalde de la ciudad.
Así que, en los días previos al Carnaval de 1918, y como decíamos anteriormente en plena crisis social, se dieron algunos mítines como el celebrado en el Parque Genovés donde estuvieron representados los obreros del puerto, panaderos, de la construcción naval, etc. Ni que decir tiene que pronto comenzó en la prensa local y nacional una campaña en contra de la celebración del Carnaval. Cualquier escusa era buena y si había protestas obreras por medio mejor. A pesar de todo el Carnaval llegó a celebrarse como en años anteriores. Lo más interesante quizás fue la convocatoria de Concurso de Agrupaciones al que, al parecer, solo se presentó una comparsa de las veinticuatro que solicitaron salir a cantar a la vía pública, ¿estamos ante un hecho de resistencia hacia la propia creación de los concursos por parte del poder establecido? Dejamos la pregunta para otro momento, al aire, porque lo que nos trae aquí es afirmar que el Carnaval de 1918 se pudo disfrutar a las puertas de una pandemia.
Siguiendo los trabajos de Francisco Herrera debemos indicar que los primeros casos de gripe no llegaron a Cádiz hasta la última semana de mayo. Sería el inicio de lo que luego se ha conocido como primera ola y que duraría hasta mediados de julio donde, parece ser, la epidemia frenó. No existe mucha información de este primer momento debido a la rapidez con que sucedió, y a la propia desatención general, lo que sí parece ser cierto es que los primeros casos se dieron en los soldados de los distintos regimientos militares que había en la ciudad. Posteriormente la gripe pasaría a la población civil. Más dura fue la segunda ola que si bien, en algunos lugares de España arrancaba en los días finales de verano, en Cádiz no se hizo notar hasta octubre, dándose las peores cifras en diciembre. El profesor Herrera ha recopilado las publicaciones que en su momento realizó el Catedrático Leonardo Rodrigo Lavín. Éste último achacaba esta segunda ola en Cádiz y su provincia al licenciamiento de los soldados del cupo militar de Algeciras. Hoy día sabemos que hubo otros motivos del repunte de la epidemia, como por ejemplo, el trasiego de pasajeros a través del puerto. Se conocieron muchos casos de desembarcados que al pisar tierra tenían que ser aislados, lo que a su vez provocó malestar entre muchos ciudadanos. No en balde el alcalde Manuel García Noguerol declaraba que una ciudad como Cádiz, marítima, no podía rechazar a los viajeros que llegaban desde mar o tierra.
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Bando del alcalde Manuel García Noguerol permitiendo el Carnaval. Cádiz, 15 de febrero de 1919. Archivo Histórico Municipal de Cádiz. |
No obstante, la ciudad continuaba su día a día. Y la situación económica y social no había encontrado mejoría por lo que en los primeros compases de 1919 los conflictos obreros prosiguieron. De hecho historiadores como Francisco Trinidad opinan que 1919 fue uno de los de mayores huelgas. Entre ellas, y coincidiendo con la primera mitad de febrero, se llevó a cabo la de los sindicatos de carreros y cargadores, Astillero de Matagorda y los estibadores del puerto. Esta aparatosa huelga de varios días coincidió justo con los días previos al tradicional Carnaval, pero ¿iba a celebrarse la fiesta? Desde luego se estaban dando todos los condimentos para que fuera prohibido. No obstante la Comisión de Fiestas indicó que en una reunión de la misma con fecha de 8 de febrero se decidieron algunos de los actos o eventos que, sí la circunstancia lo permitían -clara alusión a la pandemia-, se llevarían a cabo: se referían al 'Concurso de Comparsa, máscaras a pie, conciertos y algún otro aliciente que pueda organizarse a última hora'. Una semana después se editaba un bando desde el ayuntamiento donde, como cada año, se disponían las normas a seguir durante las fechas.
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Bando del gobernador civil José Bono Gonzálbes prohibiendo la fiesta. Cádiz, 1 de marzo de 1919. AHMC. |
Quizás se recrudecieron los casos. La cuestión es que el Gobernador Civil José Bono Gonzálbez, escudándose en la situación social inestable, ordenó -contra lo dictado por la alcaldía-, publicar un bando donde la fiesta quedaba suspendida. Mientras tanto, en los plenos del Ayuntamiento se siguió debatiendo el hecho de la prohibición. Unos concejales aconsejaban la permisión de la misma, de hecho no deja de ser curioso que la excusa que se esgrimía era la económica -muchas familias habían perdido la oportunidad de vender confettis y demás enseres carnavalescos-; mientras otros no cedían por las cuestiones de conflictividad laboral. Finalmente el gobernador cedió y el Carnaval pudo celebrarse tan solo en el Domingo de Piñata. Con unas medidas un tanto peculiares. Las celebraciones serían en lugares cerrados, teatros o casinos, impidiéndose todo tipo de eventos en las calles. Como venía pasando desde décadas atrás, las normas no se cumplieron del todo, pues hubo agrupaciones que salieron a los alrededores del Mercado disolviéndose a la llegada de las fuerzas de orden público. Sin embargo nos llama la atención, lo que podría ser un dato de la incidencia de la pandemia en las agrupaciones de aquel año. De las veinticuatro del año anterior, se vieron reducidas a quince. Fuera por este motivo, o por otros, lo que no se puede cuestionar es que, de alguna manera, la gripe de 1918 llegó a marcar a varias agrupaciones carnavalescas. El histórico coplero Manolo León de Juan escribió, bajo la dirección de Juan Viruel, la comparsa Los Fumigadores, que probablemente satirizaba la medida sanitaria de la fumigación a los viajeros, practicada durante la epidemia. Entre sus coplas se encontraba el siguiente tango con su trabalengua en la introducción:
Churri panoli la chapi juncal
fumigue la Sanidad
la tripe perdite viruela y la gripe,
y el encaja para allá
cualquiera te quita la gripe
el Manchego en un coche te lleva para allá
huele el desinfectante
y nosotros deseguida echamos Zotal.
Con tantas calamidades
yo no sé que pasará
que hoy se mueren como chinches
con esta terrible enfermedad
esta dañina gripe
según dice aquel que le da
que se le pone a uno todo el cuerpo
como una caballa en caldo "empaná"
muchos dicen que con el blanco
y en bebiendo no da la gripe
hay quien tenga en la barriga
de vino un alambique.
Como sigan desinfectando
este año muchos tendrán
el pescuezo como una caña
y hasta las tripas llenas de Zotal.
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Portada de la comparsa Los Fumigadores de Manolo León. Colección privada de Francisco Javier Camacho Ortega. |
Epílogo
Antes, durante y después de la celebración de aquel Domingo de Piñata la tercera ola de gripe continuó su avance. De hecho no se llegó a controlar hasta el mes de abril. Cádiz contaba por aquel entonces en torno a unos setenta mil habitantes. Las cifras finales de la pandemia en la ciudad arrojaron la cifra de algo más de trescientos vecinos fallecidos. La gripe se dio por controlada oficialmente en la provincia el 14 de junio. No obstante, no se olvidaría tan pronto. Para el Carnaval de 1920 -donde el número de agrupaciones no remontó, descendió a catorce-, se pudo ver por las calles un romancero titulado El médico Manganelli y el fumigador rabioso.