sábado, 3 de marzo de 2012

El Carnaval en 1812 (y IV): Las coplas

Si hubo una pieza de la fiesta carnavalesca que se vio influenciada por los acontecimientos que rodearon Cádiz en 1812, esa fue la copla. Al menos esa fue la hipótesis plateada por José Joaquín Rodríguez y el que escribe cuando en 2008 participamos en el "Congreso Doceañista".
Los investigadores que se han acercado a dicha celebración durante el siglo XVIII han denotado la existencia de grupos o cuadrillas de personas donde destacaba la figura de un "director", el cual era responsable del comportamiento de su grupo dentro, por ejemplo, de un Baile de Máscaras. Dichas cuadrillas llevaban danzas previamente ensayadas y eran mixtas. Incluso se sabe que solían llevar instrumentos. Ramón Solís indicó que el origen de estas agrupaciones podía estar en las cuadrillas de negros que en el último tercio del siglo XVIII cantaban villancicos. Pieza, esta última, que no tiene vinculación con la Navidad como nos indica Alberto Ramos en su "Carnaval Secuestrado", pues por aquel entonces se conocía como villancico a una copla corta con un estribillo en el centro que se repetía en diversas ocasiones.
Grabado de un Cádiz figurado en 1816.
Con la llegada del siglo XIX y los distintos episodios históricos que se van a desarrollar en Cádiz -destacando el asedio francés-, se va a fomentar la creación de las Coplas Patrióticas: letras con gran caracter nacionalista y triunfante que inyectaban optimismo a las almas de la población. Hay recogidas la existencia de las mismas desde el inicio de la Guerra de la Independencia hasta la década de los años 20. Y a falta de un estudio en profundidad, tras una rápida consulta, podemos vislumbrar varios tipos de coplillas que serían cantadas en cualquier momento del año incluyendo los días de Carnaval.
Ya a finales del siglo XIX José María León Domínguez distinguía las escritas por "la muchedumbre de literatos y poetas que habían acudido a nuestro suelo" y aquellas otras de la "regocijada musa popular". De las primeras se conocen algunos autores; de las segundas, a día de hoy, no. Pero incluso las hay de distinta tipología: aquellas escritas con una intención política, así como otras que si bien no están exentas de carga "patriótica", están repletas de humor y sátira.
Hasta nuestros días han llegado cuadernillos y hojillas, a veces firmadas, a veces no; en alguna que otra se deja claro que no han sido creadas por los estamentos bajos de la sociedad... También logramos saber que imprentas eran las encargadas de producirlas,... Os dejo a continuación el fragmento de una de ellas. Quizás la que más nos llamó la atención. Su título: "Justa ridiculización Imperial y Real del grande Trapaleón...".

"Por una Real provisión,
se ha mandado publicar
que la Silla de cagar
se llame Napoleón
[...]
Al Señor Joseph Botella
que quizo, muy atrevido,
ser, por Rey, reconocido
de la España rica y bella,
se mande que, en toda ella,
diariamente, con tezon,
cada español, en razon
de haber pedido tal ganga,
le haga un corte de manga 
por UNA REAL PROVISION...".

El Carnaval como fiesta en la península crecerá durante todo el siglo XIX. El celebrado en Cádiz no será una excepción. De hecho, a finales de dicho siglo, ya se habrá convertido en uno de los más populares de España. Uno de los motivos fueron sus simpáticas comparsas. Otro sus letras que, década tras década, evolucionaron hasta los tangos de autores tan reconocidos, desde entonces, como Antonio Rodríguez "El tío de la tiza". La influencia de la época doceañista en la evolución de éstas tuvo que ser capital.

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