Con la llegada del siglo XIX las costumbres carnavalescas de la ciudad apenas sufrirán alteración. En los primeros años de la década, el Ayuntamiento publicaba bandos en los que indicaba las distintas permisiones y prohibiciones. Prohibiciones que dan pistas de cómo los gaditanos de a pie se divertían en los días de Carnaval: grupos cantando en cuadrillas, arrojo de agua a los transeúntes desde azoteas...
Retrato de Antonio Alcalá Galiano. |
Y a pesar de los distintos percances que golpeaban a la ciudad -fiebre amarilla o la guerra contra Inglaterra (Batalla de Trafalgar)-, cada año la prensa anunciaba ostentosos Bailes de Máscaras. Así ocurrió en 1803, 1804, 1805 ó 1806. E incluso en plena Guerra de la Independencia Cádiz y la Isla de León celebraron sus carnavales. En 1809, Juan de Santa Cruz, alcalde mayor isleño, firmaba un edicto donde prohibía todo tipo de celebraciones por Carnaval. Sin embargo permitía fiestas privadas supervisadas por el Comisario de Barrio. Y según Antonio Alcalá Galiano en 1810, días después del comienzo del asedio francés, Cádiz celebró sus tres días de Carnaval. Bailes que se continuaron celebrando hasta poco antes de la llegada de Fernando VII. De hecho, meses después del levantamiento del Sitio, durante el Carnaval de 1813, el Comisario Británico O'Meara celebró en su casa el domingo de piñata por todo lo alto. Algunos invitados, como el propio Alcalá Galiano, nos dejaron escrito que al marchar de la fiesta, muchos se quedaron pues «grandes atenciones no consentían descansar a aquellas horas...».
Publicado en La Voz del Carnaval, jueves 9 de febrero de 2012.
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