miércoles, 21 de agosto de 2013

El asesinato de Tato Anglada en "El Heraldo de Barbate"

Dentro de un par de meses se publicará un libro para conmemorar el 75º Aniversario de la Segregación de Barbate respecto a Vejer de la Frontera. Fran Hernández y un servirdor contribuimos con un capítulo sobre el último alcalde-pedáneo de la localidad: Francisco Javier Tato Anglada. En el mismo, y gracias a José Luis Gutiérrez Molina, aportamos nueva información sobre su oscura muerte. Hace unos meses se encontraba la Causa abierta de los Tribunales Militares golpistas contra Tato Anglada y otros dos vecinos de Barbate. Un documento de más de cien páginas que arrojan nuevos datos sobre las últimas semanas de vida del alcalde.

Coincidiendo con el 77º Aniversario de dicho asesinato decidimos enviar a "El Heraldo de Barbate" un resumen de dicho trabajo que Luis Rossi ha tenido a bien publicar en tres partes. "El Heraldo de Barbate" es un nuevo periódico digital. Recomiendo su visita. Su nombre es un homenaje al antiguo rotativo fundado por José Miranda de Sardi y José Sánchez Ponce en los años 20 del pasado siglo.
Os dejo el enlace. Pinchando aquí.

domingo, 11 de agosto de 2013

Emilio López Prats (I)

Dos años hacía que no veía a Emilio. En la peña "Juanito Villar" se presentó ayer noche el cartel del 29º Concurso de Coplas Antiguas "El Quini" que está dedicado al comparsista Emilio López Prats. Antonio Montiel me pidió que durante el acto de descubrimiento del cartel hiciera una pequeña semblanza de él. Me resultó sencillo, la verdad. Emilio y "El Moreno" llevaron vidas paralelas en buena parte de sus trayectorias carnavalescas, pero también en sus vidas personales. Esto fue lo que dije, más o menos:

Croquis de "Los niestos de Faraón".
AHMC, Caja 3.357.
El comparsista Emilio López Prats nació en 1936 en el barrio Santa María, y más concretamente en la calle Goleta. Segundo hijo de Juan López Alfaro y Carlota Prats López. Su vinculación con el carnaval llega siendo muy joven. En 1954 sale en lo que hoy se llamaría una chirigota infantil o juvenil, titulada "Los nietos del Faraón". Una agrupación que pasó sin pena ni gloria pero que hoy, vista con el paso del tiempo, tiene para los aficionados y  estudiosos de la fiesta una doble importancia. Por un lado estaba escrita por Antonio Marín "El Botella" y Antonio Clavaín Brull. Dos grandes comparsistas de antes y después de la Guerra Civil. Y estos "niños" que componían "Los nietos del Faraón" estaban llamados a ser la cantera de la chirigota que Clavaín escribía para el concurso de adultos. La que dirigía el recordado José Quintana Barreiro. Si les digo "Los viejos del 55" supongo que les sonará de algo... Por otro lado, en aquel grupo de chavales, estaría parte del nucleo duro de los que después conformarían las comparsas de Paco Alba.
Pasarían dos carnavales hasta que Emilio volviera a pisar el escenario del Teatro Falla. Sería en 1957 con "Los Sarracenos", aquella chirigota de Paco Alba que sorprendió en su estilo y forma otorgándoseles un Primer Premio Especial. Al año siguiente el grupo repetiría con dicho autor como "Los Jualianes". Nuevo Primer Premio Especial de Chirigotas y un contrato para actuar en el Circo Price de Madrid. El éxito en Madrid vino de la mano de la ruptura de grupo y autor. Así al año siguiente Ramón Díaz Gómez "Fletilla" escribe al grupo que se presentan como "Los gorilas" y Paco Alba saca "Las huestes de Don Nuño". Primer premio compartido. En 1960 el grupo decíde cambiar de autor y les pasará a escribir Eduardo Delgado Camelo y tendrán en la dirección al bueno de José Quintana. "Los Nuevos Reclutas" obtendrán otro Primer Premio, al igual que "Los Aceituneros" de 1961. Se da la curiosidad que Emilio López Prats es de los pocos comparsistas que pueden presumir de haber obtenido cinco primeros premios de forma consecutiva.
En 1962 el mismo grupo con la misma autoría sacarán "Los tratantes de ganado" que tras un segundo premio cerrarán esta etapa. 

Emilio, "El Titi", Moreno y José Vázquez en "Los Nuevos Reclutas", 1960. Colección particular.
Para las Fiestas Típicas de 1963 el grupo se volverá a reunir con Paco Alba, mezclando éste comparsistas de su antiguo grupo - Manolo Moreno, "El Sopa", Salvador Valo, José Vazquez o Emilio-, y del nuevo provenientes de "Los pajeros" o "Pancho Albachi" - José Rodríguez "Chatín", Miguel Gutiérrez o Francisco Lacalle-. La comparsa "Corrusquillos Gaditanos" obtendrán un primer premio y a partir de aquí la historia es bien conocida. Le siguieron "Los fígaros" -quizás una de las mejores comparsas jamás escritas-, "Hombres del mar" y "Los beduinos". Todas primeros premios.
Tras un descanso de un año regresan autor y grupo con "Senadores romanos" en 1968 y "Los Fabulistas" en 1969. Primeros premios también. Emilio continuará saliendo con los mismos compañeros cada vez que Paco Alba escribía una comparsa. Saldría en un par de ocasiones más: "Los forjaores", un homenaje al mundo del flamenco, en 1971 (primer premio) y en la maltratada "Estampa Goyesca", a la postre segundo premio de 1973. Aquel año Emilio decidió no volver más al concurso. 
Sin embargo al poco tiempo de fallecer Paco Alba se funda la Antología que lleva su nombre y que se presentó en la Final del Concurso de 1976 con piano incluido. Ese mismo año graban el disco "Recuerdos de Paco Alba" y desde entonces Emilio ha estado al frente de dicha Antología paseando la obra de Paco Alba por multitud de ciudades y pueblos de España. Se dicen pronto 37 años de Antología. Emilio además es Antifaz de Oro y fue miembro del Jurado del COAC en 2006.
Terminaba mi intervención indicando que aunque los más jóvenes de hoy día no sepan quien fue y es Emilio López Prats en el mundo de la comparsa, este tímido pero gran contralto bien merece el sencillo homenaje que le brinda el Aula de Cultura del Carnaval de Cádiz. 
Luego pedí a los asistentes un gran aplauso para él.

Continuará...

Antonio Montiel, Emilio López Prats, Jaime Fdez. de la Puente y un servidor. Foto: Eugenio Mariscal.

martes, 6 de agosto de 2013

La batería de Primera Aguada

A través de Moisés Camacho, me llega la noticia de que se están haciendo cambios en la Avenida de Huelva. Sabía que se estaban realizando obras, las cuales hace unas semanas acabaron con la increíble arboleda que había en sus aceras. Árboles grandes y frondosos cuya buena sombra ya no existe. Supongo que cuando acaben colocarán palmeras... Pero Moisés daba la voz de alerta ante los cambios que se están llevando acabo en las inmediaciones de la histórica batería de Primera Aguada. Una sencilla construcción del siglo XVIII que a duras penas ha sobrevivido al siglo XXI y que está declarada BIC en BOE el 29/06/1985. La intervención se denuncia aquí. Ayer mismo pasé por allí y
La batería ayer 5 de agosto. Foto S. M.
fotografié la zona. En un principio no parece que la construcción haya sufrido daños. Demasiados sufrió cuando el colegio SAFA, a mediados del siglo XX, se construyó practicamente encima... Parece ser que han protegido el lienzo de muralla y luego el pequeño foso de la parte delantera ha sido cubierto de tierra. Lo peor es que este relleno sirve para ocultar lo que parece un entramado de tuberías. Soy neófito en temas de alcantarillado y demás pero eso da que pensar la abertura que han colocado y que se puede ver en la imagen.
Esperemos que dichos movimientos formen parte de la obra que se lleva a cabo en la avenida y cuando esta culmine, la batería de Primera Aguada, vuelva a su estado anterior.
Vamos a aprovechar la noticia para sustraer parte de su historia de un capítulo de un libro que escribí en 2009. Y así vemos de la importancia histórica del lugar.
Una de las primeras noticias que tenemos, a través de mapas y documentos, sobre la existencia de este tipo de fortificaciones en la zona del extramuro de Cádiz es de 1724. Pérez de Sevilla diferenciaba hasta cuatro baterías desde la entrada de la ciudad por tierra hacia el istmo. Estarían situadas de la siguiente manera: la de la playa de Santa María, tras el corral de Alejo(1); la del Romano, a unos 600 metros del baluarte de Santa Elena, frente al corral de la Vaca -se situaba en la conocida como playa de la Bahía o del norte y su nombre seguramente provenía del pozo que allí se encontraba llamado del Romano(2)-; la de la Aguada del Valenciano; y por último a unos seiscientos metros del castillo de Puntales dos pequeños fuertes que defendían la entrada desde la isla a Cádiz. Se les conocía como los Castillejos y en un futuro se construiría en dicho emplazamiento el fuerte de la Cortadura.
Un hito en la Historia de la ciudad fue el maremoto provocado a su vez por el terremoto de Lisboa de 1755. Según el Conde de Maule (3) el camino del arrecife quedó inundado, por lo que seguramente las baterías sufrieran daños. Esta hecho nos lo confirma Pérez de Sevilla cuando nos indica (4) que de la batería del Romano sólo había quedado su gola. Se puede llegar a pensar que parecida suerte pudo arrastrar la batería de Primera Aguada. Sin embargo hay algunos documentos que nos indican que poco tiempo después, década de los años 60, las baterías seguían en pie. Un mapa francés titulado Carte Hydrographique de la Baye de
Detalle de la Carte Hydrographique
 de la Baye de Cádiz de 1762.
 En AHMC, Sección Cartografía
Militar del siglo XVIII.
Cádiz (5), con fecha posterior al maremoto, 1762, así lo atestigua. El mismo sería utilizado por la marina francesa para poder entrar en la bahía según podemos entender de las indicaciones de mareas que se nos hace. Quizás por este hecho, por desconocimiento o desinterés, se nos muestra un despoblado extramuros en el que, eso sí, se nos señalan la existencia de dos pequeños “fortines” en la borde costero de la bahía. Pudieran ser la batería del Romano y la Aguada, puesto que el situado más a la derecha del mismo, y antes de llegar al Castillo del Puntal, nos encontramos con el Endroit de l´Aguade (Sitio o lugar de la Aguada).
La importancia defensiva de esta batería y otras la vemos en un documento fechado en 1776 cuando Juan Caballero con la idea de defender el saco de la bahía hace una descripición del mismo:
“...la verdadera bahía de Cádiz era lo que describimos como ensenada interior de la propia bahía, es decir lo que hay desde Puntales a Matagorda hacia los arsenales, que era lo que trataban siempre los enemigos de apoderarse en tiempo de sitio para privar a Cádiz de los socorros de tierra” (6).
Por lo tanto en caso de intento de invasión a través de la bahía, estas baterías, junto con las defensas del otro lado -baterías de Rota o el Castillo de Santa Catalina de El Puerto de Santa María-, harían fuego cruzado sobre el enemigo.
Poco después encontramos otro documento, esta vez firmado por Luis Huet (7) donde se nos describen las cuatro baterías estables en esta zona del istmo: la de Punta de Vaca, Primera Aguada, Segunda Aguada y La Victoria. Así, en 1793, este Director General de Ingenieros recomendaba que todas las baterías estuvieran reedificadas por el posible comienzo de la guerra con Francia (8).
La época doceañista fue de máxima importancia para estas defensas. Desde inicios del siglo XIX estuvieron bien armadas y pertrechadas. La batería de Primera Aguada contaba con cuatro cañones, al igual que la de Punta de Vaca (o Romano) y Segunda Aguada (9). Un nuevo documento francés nos indica del temor a dichas fortificaciones. La aliada española, que en breve pasaría a ser enemigo, tenía parte de sus barcos en  el interior de la bahía. A sabiendas que la marina inglesa esperaba en la entrada de la misma, y ante el inminente cambio de aliado español, el general Deprés escribió al Vicealmirante Rosilly indicando que se mantuviera lo más alejado posible de las  baterías para defenderse de un posible ataque exterior o interior de la bahía (10).
Durante la posterior Guerra de la Independencia, y siguiendo el estudio de Ramón Solís (11), fueron tres las baterías circulares las que sobrevivieron estos años: la del Romano, Primera y Segunda Aguada. Todas estas construcciones sencillas estaban pertrechadas por un cuerpo de guardia, repuestos de pólvora y se cerraban en su parte trasera con un gola en forma de muro o rastrillo. Apuntaba Solís que además desde ellas no hizo falta hace un sólo disparo entre 1810 y 1812.
La suerte posterior de estas construcciones ha sido muy dispar. En 1866 todavía seguían en pie. Sin embargo el paso de los años y la expansión de la ciudad por su extramuro terminaría dibujando una suerte distinta para cada una de ellas. En lo que se refiere a la batería de la Primera Aguada quedó dentro del terreno de los Astilleros, por lo que durante décadas estuvo oculta tras un muro en lo que consistía el final de la Barriada de la Paz o Avenida de Huelva. Al construirse además en la década de los cincuenta del siglo XX el Colegio SAFA-Villoslada, no se sabe muy bien bajo que criterio, la batería se usó de cimientos para el muro colindante con el astillero. Con la liberación a mediados de los años noventa de dichos terrenos, se volvió a recuperar parte del lienzo de la batería.
La batería de Primera Aguada se puede
contemplar en la Avenida de Huelva a los
pies de un colegio y muy cerca de un
centro comercial. Foto S. M.
Y a continuación finalizo esta entrada de igual manera concluía el capítulo que como indicaba, escribí en 2009. La reivindicación, por desgracia, no se cumplió en los años de los fastos del Bicentenario. Albergamos la esperanza que con las nuevas obras se trabaje al respecto.

"...en el muro colindante los jóvenes del colegio han pintado unos graffitis. A escasos metros de la batería descansa un gran centro comercial. Viendo la Historia de dicho emplazamiento defensivo, así como los distintos finales que han corrido los otros –Punta de Vaca y Segunda Aguada-, y si sumamos el aspecto de la Conmemoración a la que nos acercamos, ¿no deberían replantearse las autoridades dar un nuevo uso a la batería de Primera Aguada? Las opciones son múltiples: desde un adecentamiento y recuperación del lienzo de muralla –con elementos indicativos que ayuden al ciudadano a tener información histórica sobre dichas construcciones-, hasta un traslado, como se hizo con la de Segunda Aguada, a un lugar cercano donde se pueda reconstruir en todo su esplendor, así como darle un nuevo uso. Sería un buen motivo para celebrar la recuperación de este desconocido Patrimonio de la ciudad, a la par que se le daría una nueva función pacífica y social."
Portada del libro.

Para más información en MORENO TELLO, Santiago. ""Las baterías defensivas de extramuros en Cádiz: Historia y puesta en valor de un patrimonio olvidado". En RAMOS SANTANA, Alberto y MORENO TELLO, Santiago (Coords.). Invasión y guerra en la provincia de Cádiz (Mayo 1808 - Febrero 1810). Excma. Diputación Provincial de Cádiz. Cádiz, 2010. 
Consíguelo, por ejemplo, aquí.

* * *

(1) La playa de Santa María del Mar era conocida en estos años como Playa de los Corrales. Dicho nombre, según explica Pelayo Quintero, cuando a inicios del siglo XX realizaba allí trabajos arqueológicos, se debería a los distintos corrales de pesca que existieron “en los más lejanos tiempos”. En  Excavaciones en Cádiz. Memoria de los trabajos realizados en dichas excavaciones por el Delegado Director D. Pelayo Quintero Atauri. Madrid, tipografía de Archivos. Olózaga 1, 1935. Pág. 9.

(2) Dicho emplazamiento también es conocido como Punta de las Vacas.

(3) CRUZ BAHAMONDE, Nicolás de, Conde de Maule. Viaje de España, Italia y Francia. Tomo 13. Madrid, 1813. p. 163.
(4) PÉREZ DE SEVILLA Y AYALA, Vicente. La artillería española en el sitio de Cádiz. Diputación Provincial de Cádiz. Cádiz, 1979. p. 137.

(5) En ARCHIVO HISTORICO MUNICIPAL DE CADIZ, Sección Cartografía Militar del siglo XVIII.

(6) PÉREZ DE SEVILLA Y AYALA, Vicente. Op. cit. p. 147.

(7) Ib. pp. 149-150.

(8) Ib. p. 152.

(9) Ib. p. 257.

(10) Ib. p. 217.

(11) SOLIS, Ramón. El Cádiz de las Cortes. Sílex, Madrid, 2000. Págs. 55 y 193.