viernes, 27 de mayo de 2022

Los Sumisos. Presentación

En el centro del estrado del Salón de Plenos del Ayuntamiento de Cádiz, Carlos María Rodríguez de Valcárcel, Gobernador Civil de Cádiz. A la izquierda, leyendo, el alcalde José León de Carranza. Cedida por Carlos Píriz.
 
 
Aprovechando que la comparsa de Antonio Martínez Ares ha traído a la palestra el tema de la represión a los comparsistas, así como la situación de máximo control de la fiesta en la década de los años cincuenta, trataré de desempolvar algunas viejas historias desconocidas para el gran público. Intentaré demostrar que la representación de dicha comparsa -Los Sumisos-, sobre el escenario del Gran Teatro Falla, tiene una base histórica y real.

Los carnavales en España quedaron totalmente prohibidos al finalizar la Guerra Civil Española, también conocida como la Guerra de España, en abril de 1939. Sin embargo, ya desde algunos años antes, en muchos lugares donde los golpistas habían tomado el poder tras alzarse en armas frente al gobierno legítimo de la República, había comenzado la persecución de los comparsistas, e incluso el Carnaval ya se encontraba prohibido (1).

Como decía, la prohibición total y definitiva se publicó y se comenzó a ejecutar en enero de 1940, en los días previos a una nueva celebración. La orden estaba firmada por el ministro filo-nazi y cuñado del dictador Francisco Franco, Ramón Serrano Suñer. Repito cada vez que tengo oportunidad: a partir de ese instante murió una celebración cultural de siglos. Desaparecieron los carnavales de toda España, ya fueran rurales o urbanos, de máscaras o coplas, etc. El Carnaval que se disfrutaba en Cádiz también.

Distintas causas llevaron a que las autoridades franquistas, más de una década después, cedieran a regañadientes para que una nueva celebración que en determinados aspectos se asemejaba a aquella antigua festividad llamada Carnaval pudiera desarrollarse. En Cádiz se llamó Fiesta de los Coros. ¡Ojo, que ya no es que no se llamara Carnaval sino que además el término Murga había desaparecido! Insisto, Fiesta de los Coros. El permiso, no exento de discusiones entre las familias políticas de la dictadura, fue firmado por el Gobernador Civil Carlos María Rodríguez de Valcárcel. Corría la segunda mitad de 1948 y la primera celebración con todas las precauciones y controles posibles sucedió en febrero de 1949.

Desde la normalización de los estudios sobre el Carnaval, hace ya algunas décadas, nos inclinamos a pensar que una vez conseguida dicha aprobación el ayuntamiento de Cádiz las tuvo todas consigo para el regreso y feliz desarrollo de la ansiada fiesta. Pero no es así. La Fiesta de los Coros, que a partir de 1953 fue renombrada como Fiestas Típicas Gaditanas, en varias ocasiones estuvo muy cerca de volver a ser prohibida. Ya lo hemos adelantado. No todas las familias políticas que conformaban la dictadura apoyaban tal decisión. Y esa división en torno a la nueva celebración marcaría los primeros años de desarrollo. 

Para esta serie de entradas en el blog me dispongo a recuperar algunas historias que atañen a las agrupaciones, autores, directores y componentes de aquellos años. Cuando los comparsistas debían andarse con mucho cuidado, pues a pesar de la permisividad aparente de la que hacía gala la dictadura, cualquier salida de tono de los esquemas establecidos podían acabar en los más dispares episodios de represión.

(1) BOE, febrero 1937.

No hay comentarios:

Publicar un comentario