Portada de la película de M. Carlos Fernández. |
Se cumplen 106 años del fallecimiento de Fermín Salvochea Álvarez. Para su conmemoración se han preparado un par de actos que a continuación expongo.
Por un lado, este viernes 27 de septiembre, en la CSOA La Higuera (C/ Manuel Rancés, 18) se proyectará la película "Fermín Salvochea: visto para sentencia" de Manuel Carlos Fernández. Al finalizar la misma José Luis Gutiérrez Molina dará una conferencia. Será a partir de las 19´00 h.
Portada de la nueva edición. |
Por otro lado, el miercoles 2 de octubre se presentará la nueva edición que ha publicado Renacimiento de "Crónica de un revolucionario". Obra que el médico -y discípulo de Salvochea-, Pedro Vallina publicó a mediados del siglo XX. Esta nueva edición se acompaña de la semblanza que Rudolf Rocker hizo sobre el gaditano a inicios del pasado siglo, al igual que un texto introductorio del propio Gutiérrez Molina. La cita será en la Biblioteca Pública Provincial a las 19´00 h.
* * *
Aprovecho la cercanía de la fecha conmemorativa para dar a conocer un pequeño texto que escribí hace años y que no llegó a ver la luz. Estaba ideado como parte de la introducción del volumen II que publicamos en 2009 con motivo del centenario de la muerte de Fermín: Fermín Salvochea (1842-1907). Historia de un Internacionalista. Viene a ser un intento de conglomerar algunos trabajos que sobre el republicano federal -y luego anarquista-, se habían realizado. Espero os guste.
“¿Quién no conoce al héroe del cantonalismo en Cádiz, si
es más conocido que Pizarro en las Indias?” Con éstas palabras Ernesto López
Fernández[1]
declaraba la popularidad de Fermín Salvochea en 1891 en su obra Siluetas
Gaditanas. Por aquellas fechas nuestro recordado personaje ya era un
declarado comunista libertario y continuamente tenía que hacer frente al acoso
gubernamental. Promotor del 1º de Mayo en Cádiz y director del periódico El
Socialismo, no debe extrañar su fama que por aquel entonces traspasaba con
creces la barrera de lo local y lo regional. El contenido del minúsculo texto, a
pesar de que ha pasado más de un siglo desde que se escribiera, bien puede
escucharse todavía hoy en mentideros localistas de la ciudad de Cádiz. Añadía el
gaditano sobre su paisano:
“[...] Ahora no
quiere política, ni república, ni cantón. Ahora quiere que se hunda el mundo.
Su única aspiración es que todos coman y todos trabajen. Y que todos se bañen
diariamente, como él hace sin faltar ni un día, en plena Caleta.”[2]
Siempre volcado en la Historia del anarquismo español Rodolfo Rocker,
entre otras obras, escribió una dedicada a varias personalidades de dicho
interés: Artistas y rebeldes[3].
Es un texto a nivel informativo muy superior hasta lo entonces escrito, por lo
que en estas treinta escuetas páginas podemos afirmar que posiblemente se
encuentre la primera biografía o acercamiento serio hacia la persona de Fermín
Salvochea. En ellas podemos destacar el análisis del viaje que en plena juventud
realiza el gaditano a Inglaterra, autores que lo influenciaron, las barricadas de
diciembre de 1868, la reproducción de parte del juicio contra el alcalde
republicano tras la derrota del Cantón... así como una continua y fuerte
admiración hacia su persona[4].
Pero pronto comenzarían las confusiones sobre su persona, su vida y su
obra. Poco después de publicarse en latitudes americanas la obra de Rocker, en Cuba, el almeriense Francisco Cuenca publicaba Biblioteca
de Autores Andaluces[5].
En ella se incluye al “literato, autor dramático, político revolucionario y
propagandista de ideas radicales”[6],
Fermín Salvochea. Aunque el pequeño texto explicativo destaca algunos de los
momentos más característicos de la vida del gaditano, bien es verdad que el
texto se denota trazado sin orden cronológico, a la vez que nos llama
poderosamente la atención la repetición de la definición del personaje como
dramaturgo. Es cierto que Salvochea escribió poesía y varios textos y
manifiestos, pero dudamos que Cuenca Benet definiera a Fermín como tal por
estos. Podemos encontrar dos motivos: en primer lugar porque hasta ese momento,
los textos de Salvochea –sobre todo la poesía-, no había sido llevada más allá
de los círculos obreristas. No creemos que el estudioso andaluz de la
literatura los conociera. Y en segundo lugar, y aun suponiendo que el autor
supiera este dato, Cuenca atribuye años después obras de Fermín padre al propio
hijo, como puede ser Cada mochuelo a su olivo[7].
Por lo que podemos concluir que en dichos trabajos hay cierta confusión entre
el reseñado Fermín Salvochea hijo y su padre.
La "idea" de Salvochea triunfó por un corto periodo de tiempo en nuestro país, a pesar de que en su
ciudad natal no fuera así. Como reacción al golpe de Estado del 18 de julio de
1936, en muchas ciudades y pueblos de España se lleva a cabo la, tan esperada
de generación en generación, Revolución. Fruto de la misma nos hace afirmar que
los sublevados fracasaron en su intento, haciendo su aparición en escena la
Guerra Civil. Así el rápido “paseo militar” con el que algunos soñaban se
convirtió en un dura y larga contienda. Llegamos pues a ver en determinados
lugares de la retaguardia republicana cómo la población realiza verdaderas
experiencias colectivizadoras. Aquellos tres años de guerra sirvieron, entre
otros hechos, para ver nacer una extensa maquinaria de propaganda –como sucede
en todo conflicto bélico- libertaria, así como el florecimiento de una Cultura
Radical. Esto posibilitó que se actualizaran los escritos que hasta ahora se
habían realizado sobre nuestro personaje.
Un buen ejemplo es Vida revolucionaria de Fermín Salvochea que
escribiera Emilio Mistral en 1937 para Editorial Guerri Colectivizada de
Valencia. Es un texto, como veremos a continuación, todavía más amplio que sus
antecesores. A modo de homenaje al valenciano Manuel Ciges Aparicio[8],
asesinado en Ávila en las primeras semanas del golpe, se incluye como prólogo
un texto escrito por él. En él se vislumbra un contenido lleno de cariño y
nostalgia hacia quien se admiró y conoció alguna vez. Dejamos aquí un
pequeño extracto donde a través de los recuerdos de Ciges se vislumbra los
últimos años de Salvochea en Madrid, antes de partir por última vez a su Cádiz
natal. La preocupación por la salud y el interés por la medicina se entremezclan
con la definición que del personaje recuerda Ciges:
“...(Dice Salvochea) – Lo que usted sufre es de neurastenia, y necesita
corrientes eléctricas.
Fuimos al casino
federal [...] De un cajón sacó un aparato: Dos trozos de hojalata, en forma de
plantillas, al cabo de un flexible. Hizo el enchufe y empezó él, para
doctrinarme. Primero sostuvo la láminas entre la manos; luego la aplicó a las
piernas...
[...]
- Ahora usted. Verá que bien le hace. Tres minutos nada más.
Tomo una plantilla de la mesa y
la suelto con un grito. La descarga es terrible. Una hojalata toca la otra. Una
detonación. Todo se queda negro. Salvochea y yo estamos mudos. [...] ¿Estará
herido? En los salones suenan voces. Llegan velas. Salvochea llega lívido y
descompuesto. Aquel hombre impávido y sin nervios ante la muerte está nervioso
y acobardado por el insignificante destrozo que hemos hecho...”[9].
Volviendo a la
obra en sí, indicar que contiene algunas mínimas imprecisiones, hecho que no
desmejora para nada el escrito, pues supera con creces a sus antecesores. A
hechos relatados anteriormente por Rocker, se le añaden interesantes capítulos
dedicados a tristes episodios de la Historia del movimiento obrero como fue La
Mano Negra. Incluso se denota el intenso momento por el que atraviesa Mistral y
el resto del país, puesto que en determinadas ocasiones de la obra hace
referencia a personajes de la importancia de Durruti o Ascaso. El autor que se
ha documentado –y no se ha limitado a copiar lo que ya se había escrito-,
incluye por primera vez un capítulo dedicado a la poesía de Fermín. Incluso se
desmiente lo dicho una década antes por Cuenca Benet, que como veíamos lo
definía como dramaturgo. Como nos dice el
propio Emilio Mistral: “No son tan pulcros de estilo como el poeta hoy deseara
[...] Nuestro Salvochea no era un poeta al estilo de Espronceda, ni de
Zorrilla, ni de otros muchos de esta escuela romántica; pero sentía el dolor en
carne viva y quería darlo a conocer en verso...”[10].
También destacable, y pensamos que de creación influenciable por el contexto en
que escribía Mistral, es el capítulo dedicado a la mujer. En él apenas se
extraen algunos párrafos de La Contribución de Sangre de Salvochea. El
autor no llega a comentarlos, sólo los expone, ya fuese por la premura en
terminar la publicación o por ser su idea el dejarlos así para su difusión y
libre interpretación por parte del lector.
Pero la Historia la escriben los vencedores y con la
derrota de la II República española en 1939, llega un tiempo de silencio y
olvido sobre la figura de Fermín. De hecho entre los planes de los sublevados
se encontraba el cortar de raíz con la cultura radical española y nuestro
personaje era todo un tótem a derribar. Gran parte de culpa del olvido de su
figura, más allá de nuestras fronteras, la tiene el silencio que desde el
territorio peninsular hubo durante cuarenta años. El que además se redujera su
recuerdo prácticamente a su ciudad natal o más bien se tergiversara su memoria,
también es responsabilidad en gran medida de las nuevas autoridades. Pues si
bien es verdad que encontramos obras donde no se olvidan de citar a Salvochea,
en estos casos los escritos sólo sirvieron para añadir más confusión sobre su
figura. Estamos ante el caso del Diccionario enciclopédico ilustrado y
crítico de los hombres de España[11]
de Enrique Esperabé de Arteaga, que hasta donde sabemos tuvo que ser hombre del
Régimen. Al menos esto se deduce de su posición privilegiada a la hora de poder
publicar este tipo de obra. Además anotamos como ejemplo de su relación
con la anterior Dictadura que siendo Rector de la Universidad de Salamanca en
1926, nombró Doctor Honoris Causa al mismísimo dictador Miguel Primo de Rivera.
Además tenemos indicios de que mantuvo correspondencia con el hijo del militar -José Antonio-, al menos hasta la muerte del dictador en 1931[12].
En lo que se refiere al texto en sí, aunque no nos ha sido
posible consultar la obra completa, podemos afirmar que está enmarcada en la
época del primer tímido aperturismo franquista. A mediados de los años 50
Franco intenta que las democracias occidentales no dejen de lado a la antigua
Dictadura dando algunos lavados de cara a la misma. En tal contexto Esperabé de
Arteaga incluye a Salvoechea en su obra como político. En las primeras líneas
hace un ligero esbozo de los primeros años políticos de Fermín, donde casi sin
querer incluye palabras como “socialistas” o “radicales”. En cuanto intenta
entrar en detalles de su vida comete algunos fallos, como decir “pasó siete
años en el Peñón de la Gomera, y al ser indultado por una gracia especial del
Rey Alfonso XII...”. De sobra era conocido por aquel entonces el hecho de que
Salvochea renunció en más de una ocasión recibir indultos personales, así como
beneficiarse de la situación de su familia para conseguirlos. Los errores se
siguen sucediendo como cuando indica que fundó un periódico socialista, en claro alusión al ya citado El Socialismo,
siendo éste rotativo de claro cariz anarquista. El autor remata su texto
ensalzando su inteligencia, pero definiéndole poco menos que como una bestia de
campo, al decir de este “incansable luchador” era hombre de “poca cultura”.
Portada de la edición de "Mis Memorias" de P. Vallina del año 2000. Más que recomendable. |
Como decíamos, la Historia la
escriben los vencedores... a no ser que exista el exilio y quede un hueco para
escribir la otra Historia. Así como veíamos más arriba, se reeditaron obras
como la de Rocker[13]
o se escribirían otras nuevas. Y es que para historiadores como Gutiérrez
Molina[14],
la obra más completa e interesante sobre nuestro personaje es aquella que se
editó por primera vez cincuenta años después de la desaparición de Fermín. Nos
referimos a Crónica de un revolucionario de su discípulo y amigo el
doctor Pedro Vallina. Como bien nos indica Gutiérrez Molina nuestro personaje, en
varias ocasiones, desaconsejó a personas cercanas que intentaran escribir su
biografía, hecho que Vallina desoyó y “decidió que aprovecharía su intimidad
para ir acopiando datos que, en algún momento, le permitiera realizarla [...]
tarea que comenzó en Madrid durante los paseos que daban juntos [...] En 1936
había acumulado un ingente número de datos, escritos, correspondencia. Todo se
perdió en 1939, tras la victoria de los golpitas de 1936”[15].
Nada más lejos de la realidad, el propio Vallina se lamentaba de ésta perdida
en sus memorias escritas lustros después: “...la biblioteca y el archivo que
tenía en Almadén que representaba todo el esfuerzo de mi vida, fueron
destruidos por los fascistas. Algunos compañeros, conociendo su valor para
nosotros, me aconsejaron colocarlos en sitio seguro, lo que no conseguí, porque
si algo interesaba sacar por la frontera, a los que poder tenían para ello, era
el pícaro oro, y no los buenos libros.”[16].
Como decíamos, por suerte para la memoria de Salvochea en la selva mexicana de
Oaxaca, el longevo Vallina redactaría dichas líneas. Obra que sigue siendo de
obligada consulta para todo aquel que se quiera acercar a la vida y obra de
Fermín.
El imprescindible libro de Fernando Puelles. |
Pasarían décadas, y
debido en parte a los aires renovadores del momento, hasta que jóvenes de la
provincia gaditana se interesaran por la Historia de Salvochea. De esta manera
Juan José Gelos, Alfonso Perales y Fernando de Puelles realizaron algún que
otro viaje hasta el archivo del Instituto Internacional de Estudios Sociales en Ámsterdam. Fruto de aquella amistad y labor surgirían trabajos de distinta
índole y proyección. Por un lado Gelos en 1979[18]
autoeditaba una humilde obra llamada Fermín Salvochea. Apuntes
bibliográficos[19].
Por otro lado Puelles no conseguiría publicar su obra Fermín Salvochea.
República y anarquismo –según Gutiérrez Molina la segunda de máximo interés[20]-,
hasta 1984, siendo hoy difícilmente encontrarla en circuitos comerciales, y con
serios problemas de reedición[21].
La llegada del centenario de la muerte de Fermín ha traído nuevas esperanzas a
la bibliografía del ex-alcade, pues otra de las obras más completas e
interesantes, también editada en los años ochenta, Un anarchiste entre la
légende et l´historie. Fermin Salvochea[22],
y cuyos coautores fueron precisamente jóvenes hispanistas franceses que
desde años atrás venían desarrollando trabajos de investigación sobre el
movimiento obrero ibérico – Gérard Brey, Serge Saläum, Jacques Maurice,
Jean-Louis Guereña y
Carlos Serrano-, ve la luz en estos días en castellano tras veinte años de su primera
edición. Además no debemos olvidar la gran vorágine cultural
que supuso los primeros años de la década de los ochenta: un ejemplo es el libro de Ignacio
Moreno Aproximación histórica a Fermín Salvochea[23],
destacando quizás entre lo más interesante los distintos anexos, así como
el capítulo de imágenes y dibujos de Salvochea que hasta ese momento habían
brillado por su ausencia. Antes de acabar la década se publicaría otra obra,
que junto a algunos estudios posteriores han venido a presentar los trabajos
característicos de estos últimos años. Hablamos en primer lugar de El cantonalismo gaditano de Parrilla
Ortiz. En segundo lugar de los artículos o capítulos de libros de Gloria
Espigado[24] y José
Marchena[25] que han
ido dirigidos a profundizar en determinadas coordenadas temporales la vida
de Salvochea. Junto al citado Un anarchiste entre la légende et l´historie,
conforman los trabajos de mayor rigor histórico y científico de los
publicados.
Cádiz, finales de 2008.
P.D.: Este texto nunca lo hubiera escrito sin las indicaciones de Juan Alarcón Almoguera. Y sin sus préstamos bibliográficos...
[1]
López Fernández, Ernesto. Siluetas gaditanas. Edición Facsímil de
Extramuros, Sevilla, 2008. Originalmente publicado por Tip. Gaditanas del
Boletín Oficial, Cádiz, 1891. Págs. 129-130.
[2]
Ibidem. Flaco favor hacía López Fernández con su última afirmación a la
posterior memoria de Salvochea. En lo que refiere al comentario “...Ahora
quiere que se hunda el mundo...” posiblemente dicha interpretación estuvo
inspirada en las propias palabras que escribiera Salvochea en aquellos años.
Por ejemplo las que podemos leer en su artículo "La Piqueta" del 24 de abril de
1891. Nos recuerda Fernando de Puelles lo siguiente: “en él se incitaba a los
trabajadores a levantar una nueva sociedad sobre las ruinas del viejo sistema”.
En Fermín Salvochea. República y Anarquismo. Sevilla, 1984. Pág. 160.
[3]
Rocker, Rodolfo. Artitas y rebeldes:
escritos literarios y sociales. Editorial Argonauta, Buenos Aires
(Argentina), 1922. Págs. 237-262. No
sabemos si fue entonces cuando veía la luz por primera vez dicho escrito. De
hecho en varias ocasiones se ha reeditado posteriormente. Por ejemplo en 1945
la Editorial Tierra y Libertad lo publicó en un pequeño cuadernillo.
[4]
Dicha admiración fue más allá del escrito, puesto que “(por Rocker) a su hijo
primogénito le puso el nombre de Fermín, en recuerdo del gran Salvochea”. En
Vallina, Pedro. Mis memorias. Centro Andaluz del Libro. Sevilla, 2000.
Pág. 100.
[5] Cuenca
Benet, Francisco. Biblioteca de Autores Andaluces. La Habana (Cuba),
1925.
[6] Ibidem. Pág.
368.
[7] En Teatro
Andaluz Contemporáneo. Masa, Caso y cía. La Habana, 1937.
[8]
Nacido en la localidad valenciana de Enguera en 1873, está considerado como un
miembro menor de la Generación del 98. Periodista y literato, siendo joven
sufrió cárcel por criticar en la Cuba colonial los métodos militares de la
metrópoli española. Su obra transcurre a lo largo de las tres primeras décadas del siglo
XX. Volcado en la denuncia de la corrupción de la Restauración borbónica y el
sistema canovista, estuvo afiliado a Izquierda Republicana. Siendo gobernador
de Ávila en 1936 es fusilado por los sublevados a inicios de agosto. Para más
información Cantavella, Juan: “El periodista que empezó (mal) como militar y
terminó (peor) como político” en Estudios sobre el mensaje periodístico,
Nº 4, Universidad Complutense de Madrid,1998. Págs. 61-70.
[9]
Mistral, Emilio. Vida revolucionaria de Fermín Salvochea. Editorial Guerri Colectivizada. Valencia,
1937. Págs. 6-7.
[10] Ibidem.
Pág. 55.
[11] Nueva
Edición, Madrid 1956, 530 págs.
[12] http://www.rumbos.net/ocja/jaoc_ep1.html
[13] Ver nota 3.
[14] Así lo
afirma en el prólogo de la reciente reedición de dicha obra por CNT de Cádiz,
2007.
[15] Ibidem,
pág. III.
[16]
En Vallina, Pedro. Op. cit. Pág. 290.
[17] Un ejemplo en MORENO APARICIO, Ignacio. Aproximación de la figura histórica de Fermín Salvochea. Diputación de Cádiz. Cádiz, 1982.
[18]
En aquellos momentos llegó a ser concejal del ayuntamiento de Cádiz con el
primer gobierno municipal de la Democracia, formado a la postre por Partido
Socialista Obrero Español, Partido Socialista de Andalucía y Partido Comunista.
[19]
Del carácter sencillo de la edición nos habla el propio título con errata de
imprenta incluida. En palabras del propio autor “la única intención de aquello
era difundir la por aquel entonces olvidada memoria de Salvochea en su ciudad
natal”. Conversación mantenida la segunda semana de
junio de 2008.
[20] En Vallina,
Pedro (2007), pág. IV.
[21]
Tanto Gutiérrez Molina como Alarcón Almoguera coinciden en indicar a la familia
Puelles como la responsable directa de la negación de una posible reedición.
[22] Universidad
de Vincennes, 1987.
[23] Excma.
Diputación Provincial de Cádiz, Cádiz, 1982.
[24]
Espigado Tocino, Gloria. “Fermín Salvochea y Alvarez (1842-1907): Republicano federal social” en Serrano, Rafael (Coordinador) Figuras de "La Gloriosa" : aproximación biográfica al sexenio democrático ,
Universidad de Valladolid, 2006.
[25]
Marchena Domínguez, José. “Fermín Salvochea en vísperas de la Gloriosa” en Trocadero nº1, 1989. También
“Aspectos literarios en la obra de Fermín Salvochea en tiempos de La Gloriosa”
en Cuadernos de la Ilustración y el Romanticismo nº10, 2002.
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